lunes, 11 de junio de 2012

Prevencion y Control de la Hipertensión Arterial


La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Una de las formas de medirla consiste en colocar alrededor del antebrazo una banda de goma hinchable conectada a un lector. Este ofrece una lectura de dos valores expresada en milímetros de mercurio, por ejemplo: 120/80. El primer número corresponde a la tensión arterial sistólica, que indica la presión durante el latido (sístole), y el segundo se refiere a la tensión arterial diastólica, que señala la presión cuando el corazón está relajado (diástole). Los médicos consideran que un paciente es hipertenso cuando su presión arterial supera el índice 140/90. 
¿Qué ocasiona el aumento de la tensión? Para ilustrarlo, suponga que quiere regar su jardín. Abrir el grifo o reducir la cantidad de agua que sale por la manguera provoca un aumento en la presión del agua. Lo mismo sucede con nuestro organismo: aumentar el flujo sanguíneo o reducir el diámetro de los vasos sanguíneos eleva la presión arterial. ¿Qué causa la hipertensión? Lo cierto es que son muchos los factores que intervienen.

Factores fuera de su control

Los investigadores han descubierto que los antecedentes familiares de hipertensión aumentan la probabilidad de padecer esta enfermedad. Las estadísticas indican más casos entre gemelos idénticos que entre mellizos. Cierto estudio afirmó haber “localizado los genes responsables de la hipertensión arterial”, lo cual confirmaría la existencia del factor hereditario. Además, se sabe que el riesgo de sufrir este trastorno aumenta con la edad y es mayor entre los hombres de raza negra.

Factores bajo su control

Vigile la dieta. La sal (sodio), que aumenta la tensión arterial en algunos casos, perjudica sobre todo a los diabéticos, los que padecen hipertensión grave, los ancianos y algunas personas de raza negra. El exceso de grasa en la sangre favorece la formación de depósitos de colesterol en las paredes internas de los vasos sanguíneos (aterosclerosis), lo que reduce su calibre y eleva la presión. Quienes sobrepasan en un 30% su peso ideal tienen mayor tendencia a padecer hipertensión. Varios trabajos de investigación revelan que, en algunos casos, el aporte de potasio y calcio puede disminuirla.
Se ha vinculado el tabaquismo con un alto riesgo de sufrir aterosclerosis, diabetes, infarto de miocardio o derrame cerebral. Siendo así, la combinación de tabaco e hipertensión puede originar diversas cardiopatías. Aunque no todos los investigadores comparten la misma opinión, la cafeína (presente en el café, el té y los refrescos de cola), así como el estrés emocional y físico también pueden agravar la hipertensión. Además, los científicos saben que el consumo excesivo o habitual de bebidas alcohólicas y el sedentarismo suelen elevar la presión arterial.

Hábitos saludables

Sería un error esperar a padecer hipertensión para comenzar a tomar medidas protectoras. Desde la juventud debe seguirse un estilo de vida saludable. Los cuidados del presente se traducirán en una mejor calidad de vida en el futuro.
El tercer Congreso Brasileño sobre Hipertensión Arterial señaló cambios en el estilo de vida que favorecen el descenso de la presión arterial y que serán de utilidad hasta para quienes no adolecen de dicho trastorno.
Los investigadores aconsejaron a los obesos seguir una alimentación equilibrada y baja en calorías, evitar las dietas rápidas o “milagrosas” y confeccionar un programa moderado de ejercicio físico. Con respecto a la sal, recomendaron un consumo diario de, como máximo, seis gramos (una cucharadita). En la práctica, eso significa suprimir prácticamente la sal en la preparación de las comidas, así como reducir al máximo los alimentos enlatados, los embutidos (salami, jamón, salchichas, etc.) y los productos ahumados. Asimismo, hay que abstenerse de añadir más sal durante la comida y acostumbrarse a leer las etiquetas de los comestibles para comprobar el contenido de sal.
Se recomendó, además, aumentar la ingestión de potasio, pues puede tener un “efecto antihipertensor”. En ese caso, una dieta saludable debe incluir “alimentos bajos en sodio y ricos en potasio”, como los frijoles, las hortalizas verdes, las bananas, los melones, las zanahorias, los tomates, las naranjas y la remolacha. Es igualmente importante moderar el consumo de alcohol. Según algunos expertos, la dosis diaria máxima de alcohol para los varones hipertensos es de 30 mililitros, y de 15 mililitros para las mujeres y personas de bajo peso.
En el mencionado congreso brasileño se llegó a la conclusión de que el ejercicio físico regular disminuye la tensión arterial y, por ello, reduce el riesgo de padecer hipertensión. Es beneficioso practicar ejercicio aeróbico moderado, como caminar, montar en bicicleta y nadar, durante 30 ó 45 minutos, de tres a cinco veces por semana. Otras recomendaciones para llevar una vida más saludable son: dejar de fumar, vigilar la diabetes y el nivel de grasa en la sangre (colesterol y triglicéridos), tomar una cantidad adecuada de calcio y magnesio, así como controlar el estrés emocional y físico. Ciertos fármacos incrementan en algunos casos la tensión arterial, como los descongestionantes nasales, los antiácidos con alto contenido de sodio, los moderadores del apetito y los calmantes para las migrañas que contienen cafeína.

Nutrición contra la Hipertensión








Vida Sana


Alimentación Balanceada



La alimentación balanceada es fundamental para el desarrollo integral del ser humano y de sus capacidades físicas e intelectuales, por lo que se hace necesaria una dieta en la que estén presentes todos los grupos básicos de alimentos que proporcionen, minerales, vitaminas y antioxidantes necesarios.
De esta manera y dadas las características individuales y condiciones biológicas de cada persona como el peso, la estatura, el sexo y la edad. Indicarán directamente los componentes de su alimentación
Para la Lcda. Mari Luz Rolón nutricionista del Centro Clínico San Cristóbal, "una buena alimentación debe distribuirse a lo largo del día en cinco comidas: desayuno, almuerzo, dos meriendas y cena. Tratando de hacer un equilibro en donde se combinen tanto las proteínas, carbohidratos (muchas frutas y verduras) y pocas grasas, y por lo menos ocho vasos de agua diarios".
Así mismo es importante resaltar que el consumo de proteínas como las carnes blancas (pollo, pescado, conejos, mariscos), las carnes rojas (vaca y el chivo), el huevo y los lácteos, otorgan, el hierro y los aminoácidos esenciales que el organismo no puede producir por sí mismo y que son indispensables.

La Hipoglucemia


Estudios realizados en la Universidad de Helsinki muestran que las personas agresivas tienen una menor tolerancia a la glucosa, y sufren hipoglucemia reactiva después del consumo de azúcares. Además, presentan niveles bajos de serotonina en el cerebro. Ambas alteraciones se potencian por el consumo de bebidas alcohólicas. La hipoglucemia o bajo nivel de glucosa en la sangre, puede producirse como una reacción tras el consumo de productos ricos en azúcares refinados y pobres en fibra, tales como los dulces, pasteles y caramelos. Se ha visto que ciertas personas son más sensibles al aumento en el nivel de glucosa causado por los productos dulces, y reaccionan con un descenso más acusado. Estas fluctuaciones en el nivel de glucosa en sangre, favorecen la conducta agresiva.
De acuerdo con estas investigaciones, las personas que tengan tendencia a la conducta agresiva o violenta, deberían:
  •  Evitar especialmente la combinación de azúcares refinados y alcohol.
  • Aumentar la ingesta de alimentos ricos en triptófano, precursor de la serotonina (Buenas fuentes de triptófano son los porotos, frijoles o judías y otras legumbres, así como los frutos secos y los cereales integrales)



El Ejercicio



El ejercicio es un factor clave para mantenerse saludable. El ejercicio fortalece los huesos, corazón y pulmones, tonifica los músculos, mejora la vitalidad, ayuda a conciliar mejor el sueño y alivia la depresión.
Si la persona está apenas comenzando un programa de ejercicios y tiene alguna afección de salud preexistente, como obesidad, hipertensión o diabetes, debe preguntarle al médico acerca de una prueba de esfuerzo con el fin de ayudar a establecer los límites seguros para el programa de ejercicios.






Buena Salud


Cambiar algunos hábitos diarios puede significar la diferencia entre tener buena salud y estar enfermos.
El tener una buena salud es crucial para llevar una vida feliz y placentera. El estar sano significa que nuestro cuerpo funciona de forma normal y que no hay nada fuera de balance. Estar sano es también tener una mente equilibrada y en armonía con el cuerpo. Muchas veces, por la velocidad de la vida que llevamos, nos olvidamos que la salud es un tesoro. Sólo la valoramos cuando nos enfermamos.
Los hábitos saludables son, en gran parte, los que determinan que tengas buena salud. Y cuando me refiero a hábitos, hablo precisamente de aquello que haces todos los días: dormir, comer, mantenerte hidratado, hacer ejercicio, bañarte, protegerte del sol. El buen desarrollo de estos hábitos seguramente te ayudará a tener una vida más larga y más sana. Hagamos un recorrido por estos consejos para tener una buena salud.
  1. Come frutas y verduras: Lo ideal es comer nueve porciones de frutas y vegetales al día. Pero si, ya sé que estás abriendo los ojos porque te parece mucho. Entonces ahí va: cinco. Come cinco porciones de frutas y vegetales al día y te salvarás de varias visitas al médico. Un estudio realizado en la Universidad de Harvard dice que esta cantidad suministra los antioxidantes y la fibra necesarios para reducir las enfermedades cardíacas y para mantener un peso sano. (Una porción equivale aproximadamente a la mitad de una fruta, o media taza de frutas, o media taza de vegetales)
  2. Haz ejercicio: Lo ideal sería 30 minutos de ejercicio cardiovascular (o más) 5 días o más a la semana. Pero como ya sé que a veces te cuesta levantarte del sofá, pues ahí te va una dosis más manejable: ¿qué tal 17 minutos al día? Esto equivale a dos horas a la semana. ¡Y ni siquiera tienes que hacerlo seguidito! Puedes dividirlo en segmentos. Y los beneficios son infinitos: corazón sano, peso adecuado, músculos tonificados, estar de muy buen humor…etc., etc…
  3. Duerme: Si eres de los que siempre duerme entre 7 y 8 horas diarias, vas por el camino correcto. Unos estudios recientes indican que los que tienen problemas para dormir o duermen menos 7 horas, están incrementando su riesgo de sufrir hipertensión, enfermedades cardíacas y hasta diabetes. Nuestro cuerpo necesita descansar y recargar sus energías para tener buena salud.
  4. Mantente hidratado: Antes se decía que ocho era el número mágico de vasos de agua al día que se debían tomar. Ahora se sabe que no es necesario beber ocho, pero toma líquidos con las comidas y cada vez que sientas sed. Bebe más si haces ejercicio o hace mucho calor. Los únicos que no pueden depender de la sed para beber agua son los niños pequeños y los ancianos porque en ellos el mecanismo de la sed no funciona bien y tienen que acordarse de beber. No sé si sabías, pero el cuerpo está hecho de agua y necesita de este líquido para funcionar. Otras fuentes de líquido son las frutas, la sopa, el té y los vegetales. Recuerda, agua=buena salud.
  5. Lávate las manos: idealmente con agua y jabón, usando el jabón mínimo durante 15 segundos. Varios estudios han demostrado que el lavarse las manos con agua y jabón elimina más del 90% de los microbios que causan infecciones y que pueden alterar tu buena salud. Lávate las manos siempre después de ir al baño, al tocar a alguien que está enfermo, y cuando cocinas. Especialmente cuando tocas carne cruda y vegetales sin lavar.
  6. Usa bloqueador solar: Diariamente. No importa que esté nublado. Proteger tu piel de los rayos ultravioleta evitará lesiones en la piel, incluyendo cáncer. Lo ideal es un bloqueador de mínimo 15 de factor de protección.
El tener y mantener una buena salud depende en parte de nuestros hábitos. Es mejor prevenir que lamentar. Así que toma nota de estos consejos y ¡a ponerlos en práctica!

Concejos Para Tu Salud



Aunque practicar buenos hábitos de salud no garantiza el gozar de una vida más larga, definitivamente puede mejorar su calidad. Si se practican con regularidad, unas cuantas cosas simples pueden ayudar a minimizar el riesgo de enfermedad y enriquecen la vida:
  • Hacer ejercicio en forma regular y controlar el peso
  • No fumar ni consumir drogas
  • No tomar mucho alcohol y evitarlo por completo en caso de tener antecedentes de alcoholismo
  • Consumir una dieta saludable y balanceada
  • Cuidar los dientes
  • Controlar la hipertensión arterial
  • Seguir buenas prácticas de seguridad

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